viernes, 26 de octubre de 2007

jueves, 25 de octubre de 2007

CELEBRACIÓN




La celebración del Día de Muertos, como se le conoce popularmente, se practica a todo lo largo de la República Mexicana. En ella participan tanto las comunidades indígenas, como los grupos mestizos, urbanos y campesinos.

Según la creencia del pueblo, el día primero de noviembre se dedica a los “muertos chiquitos”, es decir, a aquellos que murieron siendo niños; el día dos, a los fallecidos en edad adulta. En algunos lugares del país el 28 de octubre corresponde a las personas que murieron a causa de un accidente. En cambio, el 30 del mismo mes se espera la llegada de las almas de los “limbos” o niños que murieron sin haber recibido el bautizo.

En estas fechas se celebra el ritual que reúne a los vivos con sus parientes, los que murieron. Es el tiempo trascendental en que las almas de los muertos tienen permiso para regresar al mundo de los vivos.

Hay que considerar que la celebración de Día de Muertos, sobre todo, es una celebración a la memoria. Los rituales reafirman el tiempo sagrado, el tiempo religioso y este tiempo es un tiempo primordial, es un tiempo de memoria colectiva. El ritual de las ánimas es un acto que privilegia el recuerdo sobre el olvido.

HISTORIA




El origen del ahora llamado día de muertos es incierto, se remonta según algunos estudiosos hasta el año 800 a.c. en el llamado Festival de muertos, celebrado entre los aztecas durante los meses de julio y agosto, como una fiesta para celebrar el final de la cosecha de maíz, frijol, garbanzo y calabaza, que formaban parte de la ofrenda a la diosa Mictecacihuatl. Esta Diosa, reina de Chinahmictlan era la guardiana del noveno nivel del infierno, llamado Mictlan.

Algunos aseguran que la tradición del festival se mezcla con la costumbre prehispánica de enterrar a los muertos con objetos, comida y ofrendas para su viaje a la otra vida. La tradición nace de la creencia que al morir, las personas pasan al reino de Mictlán, donde tienen que estar un tiempo para después ir al cielo o Tlalocan. Para el viaje, nuestros seres queridos necesitan comida y agua para el camino; veladoras para alumbrarse; monedas, para pagar al balsero que los cruza por el río, antes de llegar a Mictlán y un palo espinoso para ahuyentar al diablo.

Todo esto, se colocaba en su tumba y en el altar de muertos, para su visita anual a los vivos, en el que se coloca copal y flores de cempasuchil para marcar el camino.

Al llegar los españoles, estas creencias fueron adaptadas al calendario cristiano y se celebran el 1 y 2 de Noviembre.

En la actualidad, el día de muertos se celebra principalmente poniendo altares en las casas para los seres queridos de la familia- parientes, amigos, personajes públicos- pero también se tienen otras tradiciones que con el tiempo se fueron incorporando a esta festividad. Algunas familias visitan el cementerio y comen sobre la tumba, acompañados por el alma de su difunto, les llevan flores y limpian la tumba, los que pueden, acompañan la comida con un conjunto norteño o mariachi.

OFRENDAS




En los altares de muertos se pone comida, golosinas y bebidas, de acuerdo a los gustos del muerto al que se dedica el altar, para que, cuando venga a visitar a sus familiares, comparta el banquete, esté contento y se vaya contento.


Un altar de muertos se adorna con colorido papel de china, velas, veladoras y flores de Xenpaxuchil. Generalmente dominan los colores, morado, verde, amarillo y naranja, aunque pueden existir otros colores.

El altar se estructura en diversos niveles:

En el nivel superior al centro del altar, es usual colocar una fotografía del difunto al que se dedica el altar.

En el nivel intermedio suele ponerse comida, golosinas y cosas que gustaban al muerto.

En la parte inferior, además de leña, carbón, un brasero o tres piedras empleadas como piragüas para formar un fogón, se coloca agua y una cruz de ceniza.

PAN DE MUERTO


El pan de muerto, que es para los mexicanos un verdadero placer, tiene su origen en la época de la Conquista, inspirado por rituales prehispánicos, y hoy en día es uno de los componentes más importantes de las ofrendas dedicadas a los Fieles Difuntos.

Las poblaciones mexicanas especialmente del centro y sur del país han tenido un gusto particular por ese pan de fiesta, pan dedicado a los difuntos que regresan a reencontrarse con sus familias el 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre, de acuerdo con la tradición de
"Día de Muertos" que se ha heredado de generación a generación desde hace varios siglos.

Existen muchas variedades de pan de muerto, las cuales adquieren características distintivas del lugar donde provengan. El tipo más conocido es el que se produce en el centro de México. Este tipo se prepara con una masa de harina, levadura, mantequilla, azúcar, huevo y leche; misma que se adereza con esencias naturales como la vainilla o naranja. En algunas ocasiones, la masa de pan puede llevar pasas o nueces. Para decorar el pan, se hacen unas tiritas de la misma masa que forma la bola del pan, las cuales son moldeadas con los dedos para adquirir una forma lobulada. Estas tiritas se colocan sobre la bola del pan, cruzando varias en el centro de la misma. En el punto donde se unen, se coloca una pequeña esfera de masa. Se supone que el adorno del pan representa a un muerto. Cuando el pan está cocido, se barniza con mantequilla derretida y se espolvorea con azúcar blanca.

FLORES


Las flores. Son símbolo de la festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, la cual al marcharse se irá contenta, el alhelí y la nube no pueden faltar pues su color significa pureza y ternura, y acompañan a las ánimas de los niños.

En muchos lugares del país se acostumbra poner caminos de pétalos que sirven para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda y viceversa. La flor amarilla del cempasuchil (Zempoalxóchitl) deshojada, es el camino del color y olor que trazan las rutas a las ánimas.

Los indígenas creían que la cempasúchil era una planta curativa, pero ahora solo sirve para adornar los altares y las tumbas de los difuntos. Por esta razón se dice que a lo largo del tiempo la flor fue perdiendo sus poderes curativos. Flor de cempasúchil significa en náhuatl "veinte flor"; efeméride de la muerte.

PAPEL PICADO






Con motivo de la celebración de los días de muertos, se montan ofrendas en casi todo el país, en las que destaca el uso de “papel picado” como complemento a los elementos de la ofrenda.

REPÚBLICA MEXICANA


31 de octubre
Tamazunchale, San Luis Potosí
Fiestas de Xantolo "Tradición y Muerte"

Altares de muertos. Comparsas huehues, encuentro de danzas autóctonas, música, muestra artesanal y gastronómica. La festividad de Xantolo es la celebración más significativa para los habitantes del municipio de Tamazunchale y sus alrededores; con ella se venera el regreso de las almas. Los huastecos ven la Muerte como parte de la vida, la muerte física sólo es una manera de trascender el mundo terrenal. Año con año desde tiempos inmemoriales, durante el Xantolo se cumple la cita puntual con los seres queridos que han dejado este mundo, con ellos se convive y se comparten las ofrendas.


31 de octubre
Santa Cruz Xoxocotlán, Oaxaca.
Celebración de los Fieles Difuntos

En el Municipio de Santa Cruz Xoxocotlán es tradicional la "Velada a los Fieles Difuntos" en el cementerio, cada día más reconocida a nivel nacional e internacional por sus raíces prehispánicas. La velada empieza a las 20:00 horas del 31 de octubre hasta las 06:00 horas del 1 de noviembre. El programa incluye: banda de música, exhibición de tapetes y altares, ofrenda infantil y comparsa de adultos.


30 y 31 de octubre
Oaxaca, Oaxaca.
Día de Muertos

Ocho días antes de la esperada fecha, los mercados de la Ciudad ofrecen una gran variedad de productos para poner el "altar de los muertos", el cual consiste en una ofrenda con el delicioso pan de yema, chocolate, "nicuatole" (dulce típico elaborado a base de maíz); cacahuates, frutas como la caña de azúcar, manzanas, tejocotes y calabaza; flores como el "Cempasúchil" y no pueden faltar las velas y el copal. En la ciudad de Oaxaca la Plaza de Muertos es el día 30 de octubre.


31 de octubre
Janitzio, Michoacán
Celebración de Fieles Difuntos.

Por la noche se realiza la velada a los difuntos en los cementerios. Música, exhibición de ofrendas, tapetes y altares. Santa Cruz, Xoxocotlán, Oax. (al 2 de noviembre) Cacería de Kuirisicha. Cacería y ceremonia antigua.


1 y 2 de noviembre
Todo el país, región centro y sur.
Día de todos los Santos y día de muertos

En la mayoría de las casas se colocan altares con ofrendas florales, de frutas y comidas, o bien, no ha de faltar el mezcal, el cigarro o cualquier otro regalo que fue parte del gusto del familiar desaparecido, porque se piensa que el Día de Muertos, los espíritus de éstos nos visitan y toman la esencia de las ofrendas. Estos días son de grandes comidas, como el mole negro de guajolote, dulces regionales de calabaza o chilacayota, pan de yema, chocolate y otros tantos alimentos tradicionales. En todos los cementerios de la Ciudad las tumbas de los difuntos son decoradas vistosamente con flores como la de cempasúchitl y veladoras.


1 y 2 de noviembre
Noche de Muertos

Celebración en diferentes partes de la República Mexicana en honor a los fieles difuntos. Entre los más representativos:
Michoacán (Pátzcuaro, Janitzio y Tzintzunzan)
Oaxaca
San Andrés Mixquic
Xochimilco, D.F.

DE CALAVERAS A CALAVERAS















Las calaveras son uno de los símbolos más representativos de estas fiestas: las hay dibujadas, recortadas en papel de china, hechas con cartón o con trozos de periódico y engrudo. Se dice que sus antecedentes simbólicos se encuentran en las imágenes de los rostros descarnados y las figuras cadavéricas de algunas deidades aztecas como Mictlantecuhtl — señor de las profundidades de la tierra donde moran los muertos — y su esposa Mictecacihuatl, la Coatlicue — la vieja madre de todos — y Miquiztli —dios de la muerte.
Las calaveras también son los tradicionales dulces elaborados con azúcar, claras de huevos, agua, jugo de limón y crema agria de leche que, con un nombre propio sobre la frente, se ponen en los altares o se entregan como regalo.

Vienen decoradas con flores, cruces, lentejuelas. Otras se decoran con glaseado o papel estaño en múltiples colores. Las más finas proceden de San Miguel de Allende, Guanajuato y de Toluca, en el Estado de México. En la actualidad, las hay también de chocolate y amaranto, con nueces en las cuencas y pepitas de calabaza o cacahuate que hacen las veces de dientes.


Las "calaveras" literarias, constan de versos donde la muerte (personificada) bromea con personajes de la vida real, haciendo alusión sobre alguna característica peculiar de la persona en cuestión. Finalizan con frases donde se expone que se lo llevará a la tumba. Es muy común dedicar las "calaveritas" a personajes públicos, en especial a políticos en el poder. En muchos casos la rima habla del aludido como si estuviera ya muerto.