jueves, 25 de octubre de 2007

DE CALAVERAS A CALAVERAS















Las calaveras son uno de los símbolos más representativos de estas fiestas: las hay dibujadas, recortadas en papel de china, hechas con cartón o con trozos de periódico y engrudo. Se dice que sus antecedentes simbólicos se encuentran en las imágenes de los rostros descarnados y las figuras cadavéricas de algunas deidades aztecas como Mictlantecuhtl — señor de las profundidades de la tierra donde moran los muertos — y su esposa Mictecacihuatl, la Coatlicue — la vieja madre de todos — y Miquiztli —dios de la muerte.
Las calaveras también son los tradicionales dulces elaborados con azúcar, claras de huevos, agua, jugo de limón y crema agria de leche que, con un nombre propio sobre la frente, se ponen en los altares o se entregan como regalo.

Vienen decoradas con flores, cruces, lentejuelas. Otras se decoran con glaseado o papel estaño en múltiples colores. Las más finas proceden de San Miguel de Allende, Guanajuato y de Toluca, en el Estado de México. En la actualidad, las hay también de chocolate y amaranto, con nueces en las cuencas y pepitas de calabaza o cacahuate que hacen las veces de dientes.


Las "calaveras" literarias, constan de versos donde la muerte (personificada) bromea con personajes de la vida real, haciendo alusión sobre alguna característica peculiar de la persona en cuestión. Finalizan con frases donde se expone que se lo llevará a la tumba. Es muy común dedicar las "calaveritas" a personajes públicos, en especial a políticos en el poder. En muchos casos la rima habla del aludido como si estuviera ya muerto.

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